La Caída de la Casa Usher - Edgar Allan Poe

La Casa de los Usher, es propiedad de una familia de pocos miembros a lo largo de varias generaciones, siendo esta y sus tierras heredadas de padres a hijos en una sola línea ininterrumpida. Roderik Usher llama un viejo amigo para que lo asista en su rara enfermedad y será testigo de los hechos que aquejan a los Usher.

Este relato escrito en primera persona, narrado por alguien que no revela su nombre -lo que mejora aún más la identificación del lector con la historia-, no ha dejado de impactarme porque ante todo, es un relato que evoca los sentidos. 

Empieza con una descripción somera del ambiente donde se desarrolla la historia y los sentimientos que provoca en el narrador  donde lo invade una profunda tristeza, pesimismo, y sentimientos de desanimo. 

De esta manera, Edgar Allan Poe mantiene atrapado al lector, en una gradual descripción introspectiva y extrospectiva  de los sentimientos del narrador desconocido que se conjuga con el escenario. 

La situación se vuelve sumamente interesante provocando sentimientos de ansiedad, aunque también ciertos detalles que terminan dando forma a la lógica de la Casa de los Usher, por lo cual permite descansos al lector del nudo de la historia.  

No es un cuento que debería leerse con ansiedad como hice yo, o  pensando en las cosas que uno tiene por hacer, al contrario, si uno está dispuesto a poner en pausa o “buscando una pausa” que provoquen los sentimientos de intriga, incertidumbre, y desconcierto, encontrará en la Casa de los Usher un hogar del que querrá escapar.

ANÁLISIS Y COMENTARIO 

(Spoilers)

Podría decirse mucho de este cuento de uno de los más grandes escritores del terror norteamericano, pero también es cierto que decir mucho puede transmitir poco, por lo tanto me gustaría circunscribir este cuento en la relación de dos conceptos “habitar” y “sentidos”.

Cuando habitamos un lugar, sea nuestra casa, la oficina, el aula, el banco de la plaza donde solemos tomar un helado,  implica la presencia de uno en esos lugares, pero la presencia no se entiende como un simple estar, en la medida que estamos hay ciertas cualidades que acompañan a esos lugares, como olores, sabores, texturas, sonidos, no solo se aplica a lugares sino también a personas, de alguna medida también habitamos personas. Ahora imaginen que sus sentidos estuvieran sumamente afinados a los grados de un animal salvaje que pudiera percibir su presa a unos kilómetros, lo lógico sería advertir un gran desorden de uno mismo, al punto de sentirlo como una enfermedad. Esta misma condición acompaña a Roderick Usher y al resto de la narración. 

En algunos análisis y críticas que he leído de este terrible –en un sentido figurado- cuento, Roderick sufriría una enfermedad llamada hiperestesia. Si este relato es un homenaje horroroso a la hiperestesia cumpliría un gran cometido, el personaje no solo tendría esta condición sino el lector mismo con todos los artilugios podrá sentir y ponerse en los zapatos del amigo de Roderick. Naturalmente la sensibilidad y enfermedad de Roderick se van disolviendo, llevándonos de la mano de una enfermedad a una maldición que acompaña a la Casa de los Usher, llegando por un momento a preguntarnos sino es realmente el lugar mismo o el mismo Roderick que cree sentir lo que las cosas inanimadas sienten, en el medio de la historia aparece el poema que Roderick tituló como “El palacio encantado”, que termina dejándonos con grandes preguntas respecto a la naturaleza de su enfermedad y del lugar. 

Enfermedad o maldición, un lugar que había modelado a los Usher por siglos, o una condición que acompañaba a la familia. Todas estas posibles explicaciones que saltan al lector, van trastocándose en un juego que permite borrar la realidad e imponer sus propias lógicas sin que deje de tener coherencia y sentido. Naturalmente estos problemas serán puestos por Poe, al servicio del horror. Pienso en la casa Usher ,como ese lugar donde suceden cosas extrañas, me veo a mi mismo duplicado por mi reflejo en el agua, pero por más extrañas que fueren los hechos, todas las explicaciones son bienvenidas, y así un hecho desconocido y sobrenatural no excluye otros hechos conocidos e igual de sorprendentes cuando van concatenándose en un juego de coincidencias terribles.

El final de las cavilaciones de Roderick Usher, no es menos decepcionante, la intertextualidad y la narración enmarcada, dos recursos favoritos de grandes autores como Borges o el Decameron de Bocaccio, se entrelazan perfectamente con la gran sensorialidad del personaje principal, al punto tal que al leer el Mad Man de Lancelot Canning llega a despertarnos imágenes y sensaciones respecto de lo que ocurrirá en las siguientes líneas, en este sentido el lector también va creando y formateándose como si estuviera invocando estos sucesos. A estas alturas solo queda agradecerle a Poe, porque el destino de la Casa Usher termina con los Usher.

PUNTUACIÓN FINAL

5/5

Gus.-